Olor a café recién colado

Tomándome una tacita de café expresso (un negrito corto) realizo mi trabajo y aprovecho de pensar, discernir, darle forma a mi presente. Me siento bien. Todo está en su lugar, el pasado es pasado, el presente es mío y el futuro lo estoy forjándo. Veo a mi alrededor y me regocijo. Mis dos hermanos tienen las vidas que desean, son prósperos y felices. Mi madre cumple sus sueños de a poco y ha crecido mucho en lo espiritual. ¿Yo? este momento que me toca vivir me está llenándo de paz, de sabiduría, aunque eso ya lo saben si me han leído, si conocen mi pasado. Si, digo conocerme porque las letras, sílabas, frases y orcaiones, todo lo escrito en mi blog me describe, haciéndo de mi lector alguien tan cercano a mi como cualquiera que me conoce en la "vida real".

No soy feliz, porque la felicidad llega cuando no necesitas nada y "necesitar" es un verbo del que me quiero desapegar también. Pero estoy en paz, sonrío, canto, escribo, leo, hago ejercicios, disfruto cada cosa que hago, cada instante, soy libre. Sé y estoy conciente de que estoy mutando, cambiando, adaptándome a mi nuevo estilo de vida...no, creándo mi nuevo estilo de vida. Poco a poco logro mis metas a corto plazo y empiezan a aparecer oportunidades y sin quererlo se crean metas nuevas. Amo la vida. En este momento las cosas tienen otro matiz, nunca antes disfruté tanto el ver, oir, saborear u oler. Mis sentidos están alerta, mi corazón abierto de par en par, mi alma regada por doquier. ¿Quien iba a pensar que estar en el lugar al que más temía me iba a sanar? Enfrenté mis miedos y ahora, estoy en paz.