12.2.13

Hasta luego viejo Pedro, hasta luego amigo.

El Profesor Pedro Millán era de esas personas con las que no se conversa, se discute. Pero las discusiones que este hombre, de mente brillante y profunda sabiduría planteaba eran plenas, de las que llenan tu mente de incógnitas, de las que te dejan pensando. 

El viejo fué uno de mis grandes críticos, siempre instándome a corregir, empujándome a ser mejor y, aunque me hacía el pendejo, siempre lo escuché, siempre recordaba sus consejos a la hora de tomar una decisión.  

La última vez que tuve la dicha de conversar con él, todo comenzó en secuestro. Nos encontramos en una estación del metro y me invitó "unas cervezas". Pese a que le dije que estaba agotado y quería llegar a mi casa, aplicó, como siempre, su gran poder de convencimiento. Terminamos sentados en la barra de un bar cercano, con una botella de Buchanan's en frente y haciendo lo que más le gustaba: hablar. Y hablamos, mucho, como de costumbre, hablamos hasta que el contenido de la botella fué historia. Y es que debíamos ponernos al día. Fué su despedida. 

Hace unas horas dejó este mundo en su amada Isla de Margarita. Pero no dejó un vacío, porque de seguro muchas, muchísimas personas llevan la semilla que su sabia pedagogía sembró, abriendo sus mentes, invitándolos a ser libre pensadores. 

Paz a sus restos.

11.2.13

Marcha

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Cientos de monjes
cruzan el valle a pie
crece la hierva.

© gil

6.2.13