9.1.08

Reflexión

En los momentos complicados uno cae en la tentación de recurrir al Zen y usarlo como una herramienta de ayuda.

Es muy fácil olvidar que el Zen provee de un hábito de actitud vital que ha de ejercitarse continuamente, tanto en los buenos como en los malos tiempos.

Cuando este hábito está auténticamente arraigado, no es necesario recurrir al Zen, pues ya forma parte de nuestra manera de comprender la vida que nos ha tocado vivir; sencillamente la intuición, comprensión y serenidad bien desarrolladas impedirán que derivemos a los juicios de valor de “buenos” y “malos tiempos”.

Es el Zen el que nos sitúa en la vida, y no la vida la que conduce al Zen.

Fuente: El Camino Zen

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