"Cuando ningún maestro conocido le podía enseñar nada nuevo, el arquero chino Chi Ch'ang se retiró durante nueve años a las montañas con un viejo ermitaño que era la única persona capaz de enseñarle algo más y convertirlo en un auténtico maestro del tiro con arco. Cuando regresó a la civilización todos quedaron convencidos de que él era el más grande de todos los arqueros; nunca volvió a empuñar un arco, pero eso sólo contribuyó a engrandecer su reputación. Jamás tuvo necesidad de realizar ningún disparo prodigioso para demostrar su maestría."
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